jueves, 3 de abril de 2008

Autobiografía. La planeación y la evaluación en mi vida

Mi nombre es Verónica Torres Calleja. Nací en el municipio de Zumpango, Estado de México, el día 11 de Julio de 1987, a las 11:50 a.m. Mis padres son Guadalupe Calleja Guerrero y Manuel Torres Sandoval. Tengo dos hermanas y un hermano, ellas se llaman Lidia y Maira, él se llama Ignacio bueno “Nacho” como le decimos todos. Actualmente tengo 20 años y la mayor parte de mi tiempo lo dedico a mis estudios, acudo a la Escuela Normal de Zumpango, estoy cursando el sexto semestre de la Licenciatura en Educación Primaria. En el presente texto desglosare la ingerencia de procesos de planeación y evaluación sobre el desarrollo de mi vida.

La planeación corresponde a un proceso de toma de decisiones sobre los recursos y acciones que determinaran un suceso previamente establecido en objetivos o metas sobre lo que se quiere lograr, dentro de la educación dicho suceso es el logro de aprendizajes significativos, sin embargo dentro de la vida cotidiana la planeación se inserta en las acciones realizadas con fines específicos y que muchas veces no plasmamos en un documento o una carpeta como se realiza en la educación a partir de la planeación didáctica.

Las acciones planeadas en la vida cotidiana pueden corresponder a esos propósitos de año nuevo, al proyecto de vida que cada invididuo se forma para si he incluso a las actividades que organizamos en agendas, nuestra vida esta fundamentada en planeaciones, aunque muchas veces no nos percatemos de ello.

En los primeros años de mi vida no era conciente de la planeación que me dirigía, las decisiones eran tomadas por mis padres, no decidí donde ni cuando nacer, tampoco cual seria mi sexo y mucho menos quienes serian mis padres, las instituciones educativas a las cuales asistí también eran decisión externa. Sin embargo, vivía la planeación como un conjunto de acciones que me permitirían obtener ciertos regalos, golosinas, premios y satisfacciones.

Cuando dejo la infancia y paso a la adolescencia, las instituciones educativas y “las cosas importantes de mi vida” siguen siendo elegidas por mis padres, pero yo planeo mis días; me gustaba organizar en mi mente todas las actividades que debía desarrollar a lo largo del día, en que secuencia realizaría las actividades y que tiempo le dedicaría a cada una de ellas.

En la actualidad con una mayor conciencia de la responsabilidad que tengo sobre mi propia vida, he formulado la planeación de lo que será mi existencia, aunque a veces he llegado a tener dudas sobre como puedo llegar a lograr una estabilidad personal, tengo bien presente que es a base de esfuerzo y trabajo que debo lograr las metas a corto y largo plazo. Las actividades que me propongo día con día no son inmunes a replanteamientos, ya que se presentan actividades que se encuentran fuera de lo previsto y se hace necesario reorganizar.

Entendiendo a la evaluación como un proceso que va de la mano con la planeación y que permite el replanteamiento de ésta, es preciso diferenciar entre la evaluación en la educación y la evaluación en la vida cotidiana. La primera de ellas hace referencia al análisis de los resultados obtenidos de las actividades realizadas, ya que por medio de ello podremos detectar si lo puesto en práctica cumplió los objetivos planteados, de no ser así se crearan soluciones que permitan el posterior cumplimiento de ellos. Dentro de la evaluación en la vida cotidiana, también se desarrolla como un proceso de análisis sobre los resultados obtenidos, sin embargo, considero que existe una desventaja en ella, si nuestra evaluación se realiza en un periodo largo o quizás al final de nuestra vida no existe la posibilidad de volver a vivir el tiempo perdido o realizar ciertas acciones por que hay cosas que se pierden y jamás podremos volver a recuperar.

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